Arrendamientos: derecho de tanteo y retracto.

En el marco del derecho inmobiliario español, los derechos de tanteo y retracto representan mecanismos legales destinados a proteger al inquilino ante la posible venta del inmueble arrendado. Estos derechos, contemplados en la Ley de Arrendamientos Urbanos (LAU), buscan equilibrar las relaciones entre arrendador e inquilino, proporcionando a este último una oportunidad preferente de adquirir la propiedad.

Derecho de tanteo:

El derecho de tanteo otorga al inquilino la primera opción de compra cuando el propietario decide vender el inmueble. Este derecho se activa una vez que el propietario ha decidido vender y ha recibido una oferta de un tercero.

Procedimiento:

1. Notificación: El propietario debe notificar al inquilino de su intención de vender, indicando el precio y las condiciones de la oferta recibida.
2. Plazo: El inquilino dispone de un plazo de 30 días naturales desde la notificación para ejercer su derecho de tanteo, es decir, para manifestar su intención de adquirir el inmueble en las mismas condiciones ofrecidas al tercero.
   

Derecho de Retracto:

El derecho de retracto, por otro lado, entra en juego una vez que la venta ya se ha realizado sin que el inquilino haya sido notificado adecuadamente o haya renunciado a su derecho de tanteo.

Procedimiento:

1. Conocimiento de la Venta: Si el inquilino se entera de que el inmueble ha sido vendido sin haber sido notificado o en condiciones distintas a las notificadas, puede ejercer el derecho de retracto.
2. Plazo: Desde el momento en que el inquilino tiene conocimiento de la venta, dispone de un plazo de 30 días naturales para ejercitar el retracto.
3. Condiciones: El inquilino debe cumplir con las mismas condiciones económicas establecidas en la venta al tercero.

Importancia para el Inquilino.

Por ello, en resumen, los derechos de tanteo y retracto otorgan al inquilino una herramienta legal importante para asegurar su estabilidad residencial. Al tener la posibilidad de adquirir el inmueble antes que terceros, el inquilino puede evitar el desalojo y la incertidumbre que una venta inesperada podría generar, permitiendo al inquilino mantener la posesión del inmueble arrendado y ofreciendo una oportunidad justa para adquirirlo en caso de venta.

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